26/1/11

HERMETISMO



En un extraño acontecimiento macabro, aquel ser despiadado aparecía flamante ante los ojos del mundo, un espeso airé purpura ocupó un espacio en la aurora y al ritmo de gritos y llantos, aquel extraño ser apareció sin sexo en el medio del airé, cargado de telas y sangre miró a los espectadores y comenzó a llorar, su rostro rosado lloraba a medida que descendía del cielo, al tocar suelo, el asfalto de la calle se torno blanco y dirigió su paso hacia el grupo de fisgones, y así como un mesías desterrado de la divinidad de los cielos, se acercó seguro de sí y se llevo en brazos a un joven de aspecto enfermizo, su atuendo, no mas distinto que el de los demás, dejó una inquietud entre los testigos, pero sin tener la valentía de cuestionar el por qué de su acción, lo dejaron ir en un silencio devorador hacia el río con el hombre en brazos.

El sol hacia la media noche provoca una cierta gama de colores en el río, azules y violetas viajan lentamente chocando entre las rocas y algún pez vivo reposa entre las orillas, las cintas de vídeo, las botellas plásticas y algunas prendas rotas flotan en el agua formando masas en las orillas que se pudren con el sol, por el medio del agua camina él ser caído de los cielos llevando en brazos, casi dormido, el cuerpo pálido de su victima.

Pasadas las horas, en medio de un eclipse inoportuno, la luna con el sol producen en el cielo una misteriosa tonalidad naranja que contrasta con los azules artificiales que irradian de la ciudad, el ruido de las aves que vuelan en manada cortan el silencio de la llanura y al llegar a la boca del rió, debajo de la gran cascada de la montaña, deja caer el cuerpo pálido que cargo en brazos hacia el agua y antes de que el rostro toque el rió, el espacio y el tiempo viajan a una corta velocidad, el agua sube su temperatura y como en un punto de ebullición, el cuerpo de aquel muchacho se evaporiza por el airé formando así una nube de polvo que se desvanece levemente por el ancho valle que da a la ciudad.

Al verse solo entre la montaña, el agua y el valle, el ser de cabellos rojos, vestidos de seda y manos tiesas asciende lentamente, flotando entre las cenizas blancas de su víctima, regresa a la ciudad de metal, su aspecto angelical, su cabello liso y corto que flota con el ritmo del viento azul, el color de la seda que se pierde con el naranja de la luna en contraste con el sol, y sus pies blancos teñidos de sangre gotean dejando rastro en el pasto seco de las afueras de la ciudad. Estando en la entrada de la moderna villa, vacía y brillante, ruidosa, con aparente solemnidad y poder ante los ojos del andrógeno omnipotente, se desvanece a medida que de la boca del angelical androide, brillara una magnifica luz blanca que viaja como agua entre las calles, Bañando de luz los automóviles blindados, las ventanas, las grandes pantallas de neón que se pierden con los rascacielos manchados de humo gris de los aviones, y los rostros secos de algunos cuerpos curiosos que salen por las ventanas, termina con una leve caída al suelo, su cuerpo ya enfermo y viejo, pálido a la luz de la nueva luna, se pinta por el azul de ciertos focos de luz que parpadean hacia la calle, un eco melodioso acompaña el cuerpo ya caído que se retuerce en un delicado sufrimiento y que una vez estático, frente al solsticio de luna, una burbuja de sangre vierte de su boca dando a nacer una pequeña flor rosada , abriéndose de par en par acompañada de un pequeño chorro de sangre que baja por el rostro de la criatura convertida en un cuerpo inerte, después de un largo tiempo de soledad agonía, se pulveriza a medida que el sol de media noche vuelve aparecer debajo de la luna, y como una duna blanca nadando entre el suelo, se va viajando como polvo estelar hacia la aurora del cielo del cual surgió, con el único rastro de su corta estadía, una flor rosada que con el paso del viento espeso y el sonar de las aves, terminará secándose hasta el final de los años.



2 comentarios:

Mi foto
Bogotá, Colombia
hunter.texas@hotmail.com